Así fue la crisis en OpenAI sobre el futuro de la inteligencia artificial
¿Qué hizo Sam?
Cuando se reveló la noticia del despido de Altman, el 17 de noviembre, un mensaje de texto se envió en un grupo privado de WhatsApp con más de cien directores ejecutivos de empresas de Silicon Valley, entre ellos Mark Zuckerberg, de Meta, y Drew Houston, de Dropbox.
“Sam está fuera”, decía el mensaje.
El hilo estalló de inmediato con preguntas: ¿qué hizo Sam?
En Microsoft, el mayor inversionista de OpenAI, se hacían esa misma pregunta. Mientras despedían a Altman, Kevin Scott, director de tecnología de Microsoft, recibió una llamada de Mira Murati, directora de tecnología de OpenAI. Le dijo que en cuestión de minutos, la junta de OpenAI anunciaría que había despedido a Altman y que ella era la directora ejecutiva interina.
Scott le pidió de inmediato a alguien de la sede de Microsoft en Redmond, Washington, que sacara a Nadella, el presidente ejecutivo, de una reunión con altos ejecutivos. Sorprendido, Nadella llamó a Murati para conocer los motivos de la junta de OpenAI, dijeron tres personas con conocimiento de la llamada. Mediante un comunicado, la junta directiva de OpenAI se limitó a decir que Altman “no fue consistentemente franco en sus comunicaciones con la junta” con la junta. Murati no tenía respuestas.
Entonces, Nadella le llamó a D’Angelo, el principal director independiente de OpenAI. ¿Qué podría haber hecho Altman?, preguntó Nadella, para que la junta actuara de manera tan abrupta. ¿Había hecho algo inaceptable?
“No”, respondió D’Angelo, hablando en términos generales. Nadella seguía confundido.
Invirtiendo los papeles
Poco después de la destitución de Altman de OpenAI, un amigo se puso en contacto con él. Era Brian Chesky, director ejecutivo de Airbnb.